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The girl with many eyes

Como decíamos ayer

Como decíamos ayer El día que fui a la entrevista para mi último trabajo en Londres quedé atrapada en el ascensor. Una hora después de llamar al 999 (emergencias Uk) llegaron dos fornidos bomberos que me bajaron del piso 1 y ½ de 65 Rivington Street. El pasado viernes, nuevamente, quedamos la directora de una importante PR y yo atrapadas en otro ascensor. Ahora sólo espero que esto se convierta en una costumbre, en el artículo uno de una compilación de normas no escritas que se basen en mi buena o mala suerte, según el color con que se mire. Así, si me dieran el trabajo por esta segunda entrevista, significará que tengo que quedarme encerrada en un ascensor cada vez que asista al proceso de selección. Lo mismo es parte de un método, como el de Gromholm.  Si una semana después de crearme un blog el sistema entero del proveedor se avería seriamente, ¿qué significa? Además de tener que haber reconstruido el blog de cero puede que anticipe un contrato editorial, un premio al mejor diseño patatero o el buscado beneplácito de mi hermanito Manolo para seguir en ello. Esto último es lo menos problable. Pero eso es otro cantar.

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